ID POR TODO EL MUNDO Y PREDICAR EL EVANGELIO
ID POR TODO EL MUNDO Y PREDICAR EL EVANGELIO

Hombres y mujeres notables de los hermanos libres.


John Nelson Darby dijo: “No estoy viviendo en este mundo, estoy muriendo en él”. Darby es el más conocido, pero también incomprendido “hermano”. Se dicen muchas cosas ridículas y ofensivas sobre él que son falsas. Darby estaba estudiando Leyes en la universidad. Se volvió clérigo de la iglesia de Irlanda, hasta que un accidente lo recluyó en Dublín. Allí comenzó a reunirse con los hermanos. Su más grande contribución está en el área de eclesiología, aunque también en la práctica del ministerio, así como en su excelente traducción de la Biblia. 



James Butler Stoney dijo: “No es por el estudio de cada letra en la Escrituraque obtenemos cosas, sino esperando en Dios”. Stoney estuvo en los inicios del movimiento de los Hermanos. Su libro más aclamado se llama “Disciplina en la Escuela de Dios”. Es de excelente calidad y muy útil en el sentido práctico. Para los Hermanos, Stoney es un ícono de la escuela subjetiva del estudio bíblico. Desafortunadamente muchos han evitado sus escritos por la misma razón, y sus libros son difíciles de conseguir en la actualidad.  

 


 William Kelly escribió: “El Mesías en vergüenza y humillación, fue una piedra de tropiezo para Israel; pero el Hijo del Dios viviente confesó que sobre esa roca edificaría su iglesia”. Kelly pertenece al fin de la primera generación de Hermanos y el comienzo de la segunda. Es ícono de la conocida “escuela objetiva” de teología, y por muchos años fungió como editor. Su habilidad para exponer las Escrituras es legendaria. Sus “Pláticas sobre la Epístola a los Gálatas” deben ser leídas por todos los cristianos de hoy. 

 


 J. G. Bellet escribió: “El Espíritu nos pone cosa tras cosa para dejar a Cristo entrar”. A  Bellet se le ha descrito como el más santo de los “Hermanos”. Fue un buen amigo de Darby, y se complementaban muy bien. A Darby se le conoce por su mente aguda y su disponibilidad de entrar en conflicto por defender la verdad. A Bellet se le recuerda por un corazón tierno que trataba de comprender la mente de Cristo. Su libro más famoso es “La Gloria Moralde Jesucristo”. Otro librito de tremendo valor es “Cielos Abiertos”, un estudio de las glorias personales de Cristo en la epístola de los Hebreos. 

 


Robert Chapman no escribió libros, y de hecho pasó 70 años sirviendo en un pequeño pueblo de Inglaterra en la misma iglesia. Aún así, se volvió una leyenda viviente. Winston Churchill solía visitarlo, Charles Spurgeon le llamó “el hombre más santo que he conocido”, ya que Chapman es importante por la manera en que vivió. Su misión en la vida siempre fue “amar”. Cuando le dijeron que no servía para predicar, él respondió: “Hay muchos que predican a Cristo, pero pocos lo viven”. Darby dijo de él: “Chapman vive lo que enseña. Cierto día hablamos del cielo, pero Robert Chapman ya vive allí”. Su devoción a Cristo es un gran ejemplo aún hoy día. No sorprende que mucha gente le escribía a Barnstaple, e ignorando su dirección exacta, simplemente escribían: “A Robert Chapman, de la Universidad del Amor”.  

 


 George Müller necesita poca presentación. Era un hombre ordinario, pero con una fe extraordinaria. En resumen, Müller recibió 1,500,000 librasesterlinas en respuesta únicamente a la oración para las necesidades de orfanatos, asilos, misiones y escuela bíblica que fundó durante su vida. Sus historias de fe son impactantes, y una breve reseña no es suficiente para narrar las cientos de anécdotas en su vida. Aún así, es un gigante de la fe de los Hermanos Libres.

 


Por mencionar algunos otros nombres, está F. F. Bruce, comentarista bíblico, William MaDonald, autor de un comentario, Andrew Miller, quien se enfocó a historia de la iglesia, W.E. Vine que formó el Diccionario Expositivo Vine, y a continuación hablaremos de dos compositores de himnos clásicos.

 

 

Samuel Trevor Francis nació al norte de Londres en 1834. De niño, Samuel disfrutaba la poesía y desarrolló pasión por la música. En su adolescencia, luchó consigo mismo, hasta que cierta noche, contemplando suicidarse a la orilla del Támesis, reconoció su necesidad de Dios. De allí ocupó su pasión para escribir himnos y predicar al aire libre. Él compuso: “¡Oh profundo amor de Cristo!”

 


Joseph Scriven se graduó de Trinity College. Después de que su prometida se ahogó la noche antes de su boda, se mudó a Canadá en 1846. Allí enseñó como tutor y tiempo después se casó con Eliza Roche. Poco después de la boda, Eliza murió. Cuando quedó viudo, Scriven se unió a los Hermanos Libres y dedicó el resto de su vida a ayudar con los miembros más ancianos de la comunidad. También nos legó el himno: “¡Oh qué amigo nos es Cristo!”

 

 

Otro hermano notable fue Anthony Norris Groves. Después de su conversión, se dedicó a sus estudios hasta llegar a ser un notable dentista en Plymouth. Allí se casó y se trasladó a Exeter. La joven pareja daba su diezmo de rigor, pero Groves sentía la necesidad de dar más a su Señor. Sintió el llamado a la Indiay una Sociedad Misionera lo aceptó, pero para ir a Bagdad. Mientras partía, decidió estudiar Teología en Dublín. Nunca pudo terminar sus estudios, y por lo tanto le dijeron que no podría ir como misionero ordenado. Pero Norris creía que podría ir como laico. Sin embargo, para muchos era una aberración pensar en que alguien no ordenado ministraría en la Mesa del Señor.  

 


Nuevamente faltaría el tiempo para narrar todas las aventuras y desavenencias que Groves y su grupo sufrieron en Bagdad, más tarde en India. Pero el valor de su contribución es que cambió para siempre el panorama de las misiones. Como laico, abrió las puertas a muchos con el corazón en el Evangelismo para salir a otros lugares del mundo. Su vida de devoción absoluta a Cristo y de la dependencia completa en él, sobre todo para su sustento económico, estableció un modelo que permitió que en un momento de la historia, el 40% de los misioneros en el mundo pertenecieran a las filas de los Hermanos Libres.

 

Entre ellos estaba Eglón Harris, quien llegó a Tehuacán en 1891. Luego se mudó a Orizaba donde fundó la imprenta del Sembrador, que durante principios del siglo XX se distribuyó por la mayoría de los países hispanos. A su lado, otros misioneros ingleses —Ingram, Cox, y otros extranjeros como Webb, establecieron iglesias de los Hermanos en la República Mexicana.