El Marido

El Marido

I. El marido es la cabeza de la familia. Efes. 5:22-29; 1 Cor. 11:3.

      A. La palabra "cabeza" significa "autoridad".

          1. El marido es el director, el superintendente de la fa­milia.

          2. Esto significa que él tiene la responsabilidad de dirigir sabiamente los asuntos de su familia.

      B. El marido debe ver por su familia en todo sentido: física, espiritual, emocional y socialmente. Es la familia de él y, por eso, tiene que ver por ella.

      C. El marido es el proveedor, él "provee para los suyos", 1 Tim. 5:8. Si no lo hace, "ha negado la fe, y es peor que un incré­dulo".

          1. Debe proveer alimento, abrigo, educación, dirección en asuntos del recreo y actividad social, y sobre todo la dirección espiritual.

          2. Debe proveer la protección. Es el protector de su fa­milia. Debe proveer no solamente la protección física, sino también la espiritual.

      D. El marido debe encargarse de la disciplina de sus hijos. Efes. 6:4. El marido que deja en manos de su esposa la disci­plina de sus hijos desagrada a Dios.

II. La palabra "cabeza" no significa "dictador".

      A. No tiene nada que ver con el despotismo. Debe ser el direc­tor de la familia, porque Dios le da la autoridad para hacerlo, pero no debe actuar como un dictador. El marido fiel considera a su esposa y a sus hijos. Debe ser un director razonable.

      B. 1 Ped. 3:7, "maridos ... vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida".

      C. El marido debe escuchar a su esposa, aprender y tomar en cuenta los deseos y las opiniones de ella.

          1. La mujer comparte la dirección de la familia. 1 Tim. 5:14, "gobiernen su casa"; Tito 2:5 "cuidadosas de su casa".

          2. La mujer no es esclava, sino compañera del hombre.

III. Cristo es el modelo para el marido.

      A. Efes. 5:23 "el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia". Cristo es la cabeza; por lo tanto, El manda y dirige, pero lo hace con amor y paciencia. Cristo es el ejemplo para el marido.

      B. Efes. 5:25, "Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella". El marido, como cabeza, debe amar a su esposa con un amor sacrificial, sin nada de egoísmo.

          1. 1 Cor. 13:4-7 nos da un buen análisis del amor.

          2. El amor debe ser expresado tanto con palabras como con la conducta (con los hechos). Debe ser expresado mostrando toda consideración con ternura.

          3. El marido debe ser humilde, dispuesto a confesar faltas, y no solamente buscar faltas en su esposa e hijos.

          4. Este amor se expresa afectuosamente, y también en la simpatía, en el apoyo, en el consuelo, y en la comprensión. A veces el marido dirá desesperadamente, "No la comprendo". Es cierto, muchas veces el marido simplemente no comprende a su esposa. La mujer es muy distinta al hombre, no solamente en sentido físico, sino también en su forma de pensar, y sobre todo emocionalmente. Por tanto, "vivid con ellas sabiamente" (1 Ped. 3:7).

IV. El marido debe amar a su esposa como se ama a sí mismo.

      A. Efes. 5:28, "los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama".

      B. Efes. 5:29, "Porque nadie aborreció jamás a su propia carne".

      C. El marido y la esposa son una sola carne. Si el marido aborrece a su esposa, se aborrece a sí mismo. Si el marido des­truye la felicidad de su esposa, destruye su propia felicidad.

      D. Si todo marido aprendiera esta verdad, se evitarían grandes problemas. Cuando el marido es egoísta y gasta su dinero y tiempo buscando placeres para sí mismo y descuida a su esposa, está obrando en contra de sí mismo. La felicidad de los dos es una sola felicidad; son una carne.

      E. Prov. 31:28, "su marido la alaba". Al honrar a su esposa se honra a sí mismo, y si la critica y se queja de ella, se queja de su propia carne, se queja de sí mismo. Los dos ya son inseparables.

      F. Col. 3:19, "Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas". La crueldad en la familia es intolerable. Está relacionada con el ascetismo, y aun con el suicidio. Si el marido es cruel con su esposa, es cruel consigo mismo también. Es una forma de autodestrucción.

          1. El machismo indica un complejo de inferioridad, una inmadurez casi incalculable, y sobre todo una profunda igno­rancia y falta de cultura.

          2. Muchos maridos son crueles ("ásperos") con sus es­posas, porque se sienten frustrados en su trabajo y quieren gol­pear a alguien, pero no se atreven a golpear al verdadero ob­jeto de su enojo (por ejemplo, el patrón o los clientes). Por lo tanto, la esposa e hijos llegan a ser víctimas de su enojo. Esto es injusticia y crueldad.

      G. Mat. 7:12, "la regla de oro" cabe muy bien aquí.

          1. A veces la esposa necesita de la ayuda del marido en el trabajo de la casa (mayormente cuando ella esté enferma).

          2. El marido y los hijos deben recordar que la casa, la cocina, los pisos, y todo lo que haya en la casa (ropa, muebles, cortinas) es de ellos, y que el cuidado de la casa y su contenido es el deber de toda la familia. Deben decir, "esto es mío tam­bién; es mi responsabilidad". Cada miembro de la familia debe decir, "Puedo y debo ayudar a cuidar lo que pertenece a nosotros". El machismo que caracteriza a muchos maridos es carnalidad.

V. 1 Corintios 7:3, "el marido cumpla con la mujer el deber conyugal".

      A. Pablo se refiere al acto conyugal o matrimonial (vers. 2-5). Este mandamiento no solamente requiere que el acto se rea­lice, sino que los dos, tanto la esposa como el marido, reciba plena satisfacción dentro de su matrimonio, y que no la busque con otra persona.

      B. Esto requiere el amor genuino, la ternura y la consi­deración mutua. Para evitar la fornicación y otros problemas, se requiere no solamente el matrimonio, sino también la relación correcta dentro del matrimonio.

      C. Este acto que debe unir íntimamente a los cónyuges a ve­ces es la ocasión de distanciamiento, debido al egoísmo del marido (o de la esposa). Si el marido piensa solamente en su propia satisfacción, él desobedece este mandamiento de cumplir con la mujer el deber conyugal. Si la esposa no se satis­face sexualmente en su matrimonio debido a la falta de consi­deración de su marido, éste desobedece la enseñanza de Pablo.

      D. Se habla mucho de las mujeres que quieren posponer o evitar el sexo con sus maridos por tener "dolor de cabeza" o por estar muy cansadas, etc. Es muy posible que una causa de este problema es que tengan esposos inconsiderados que solamente buscan su propia satisfacción. Según los reportes de los conse­jeros matrimoniales, un gran porcentaje de las quejas que ellos oyen de las mujeres tienen que ver con el descontento sexual. Dicen algunas mujeres que si fuera posible les gustaría eliminar esta parte de la relación matrimonial.

      E. El plan y propósito de Dios es que los dos reciban plena satisfacción en esta parte esencial de su matrimonio, y que sirva para reforzar el lazo matrimonial. De otro modo, todavía existe el peligro de la fornicación, aunque estén casados.

      F. Por lo tanto, mucho depende del hombre. El debe edu­carse sobre el asunto y no suponer que ya lo sabe todo. A mu­chos maridos les falta comprensión de las necesidades físicas y emocionales de sus esposas.

      G. 1 Ped. 3:7, "vivid con ellas sabiamente".

VI. El marido debe amar a sus hijos.

      A. Para demostrar que los ama debe criarlos en disciplina y amonestación del Señor, Efes. 6:4.

      B. Col. 3:21, "Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten". Dice Efes. 6:4, "no provoquéis a ira a vues­tros hijos".

      C. El amor provee todo lo necesario para los hijos: alimento, ropa, educación, etc., y todo esto le cuesta al padre no sola­mente trabajo y dinero, sino mucho tiempo.

          1. No hay otra bendición mas grande que el padre pueda dar a sus hijos que el tiempo mismo, porque al darles tiempo les da una porción de sí mismo; comparte su vida con ellos. Muchos padres no tienen tiempo para sus hijos, y aunque les den dinero y muchos beneficios materiales, éstos se siente defraudados.

          2. Los hijos requieren atención personal. Recuérdese que el marido y padre es el director de todo. Debe encargarse de todo aspecto de la vida de su familia. Esto requiere mucho tiempo, pero es tiempo bien invertido.